jueves, 23 de julio de 2009

Antes de ponerme a escribir


Por lo general, antes de ponerme a escribir,me enfundo primero una bata de prosas breves.


Robert Walser

miércoles, 22 de julio de 2009

Del milenio


En el tiempo en que el próximo regreso de Cristo a la tierra se había convertido en una certeza, se formó un comité para decidir cómo se prepararía su recibimiento. Después de unas cuantas discusiones se envió una circular en la que se prohibía agitar o lanzar palmas al igual que gritar "Hosanna".
Cuando ya estábamos en pleno milenio y la alegría era universal, una noche Cristo le dijo a Pedro que quería, cuando todo estuviese tranquilo, hacer un corto paseo a solas con él.
-¿A dónde queréis ir, Señor? -preguntó Pedro.
-Me gustaría -respondió el Señor- simplemente dar un paseo desde el Pretorio por aquel largo camino hasta la Colina del Calvario.

Isak Dinesen

jueves, 16 de julio de 2009

El jardinero


El servidor: —¡Oh, Reina, ten piedad de tu servidor!
La Reina: —Terminó ya la asamblea, y todos mis servidores se han ido. ¿Por qué vienes tan tarde?
El servidor: —Mi hora llega cuando la de los demás ha pasado. Dime qué trabajo ordenas al último de tus servidores.
La Reina: —¿Qué puedo ordenarte, si es tan tarde
El servidor: —Hazme jardinero de tu jardín.
La Reina: —¿Qué locura es ésta?
El servidor: —Renunciaré a cualquier otra tarea, abandonaré al polvo mis lanzas y mis espadas. No me envíes a lejanas cortes. No me pidas nuevas conquistas: hazme jardinero de tu jardín.
La Reina: —¿Y en qué consistirá tu servicio?
El servidor: —En llenar tus ocios. Conservaré fresca la hierba del sendero por donde vas cada mañana y donde, a cada paso tuyo, las flores deseosas de morir bendicen el pie que las pisa. Te meceré entre las ramas del septaparna mientras la luna, apenas levantada en la noche, intentará besar tu vestido a través de las hojas. Llenaré con aceite perfumado la lámpara que arde junto a tu lecho y adornaré tu escabel con maravillosas pinturas de azafrán y sándalo.
La Reina: —¿Y cuál será tu recompensa?
El servidor: —Que me des permiso para tener entre mis manos tus pequeños puños, que parecen capullos de loto, y para rodear tus brazos con cadenas de flores; que pueda teñir las plantas de tus pies con el zumo encarnado de los pétalos de ashoka, y recoger, con un beso, la mota de polvo que pueda posarse en ellos.
La Reina: —Tus ruegos han sido escuchados.
Serás el jardinero de mi jardín.


Rabindranath Tagore

viernes, 3 de julio de 2009

Greguería


Cuando asomados a la ventanilla echa a andar el tren robamos adioses que no eran para nosotros.


Ramón Gómez de la Serna

Lo que el escritor quiere


El escritor quiere escribir su mentira y escribe su verdad.


Ramón Gómez de la Serna